#58 La historia del topo, la caca y el ciclo de los nutrientes
A la tierra lo que es de la tierra
Tenemos en casa muchos libros de mis hijas y entre ellos hay una historia muy pertinente para introducir este escrito que, al igual que el libro, nos invita a hablar de un tema que a muchos adultos incomoda, pero que la mayoría de los/as niños/as tratan con total naturalidad.
El libro fue escrito, originalmente en Alemán, por Werner Holzwarth e ilustrado por Wolf Erlbruch y la historia comienza así:
Una mañana un topo sale de su agujero de buen ánimo y con ganas de explorar la superficie, pero al momento de salir, y desde el cielo, ¡Cae sobre cabeza un zurullo!
Podrán ustedes imaginar la indignación del topo, muy comprensible por lo demás. Decidido, el topo se propone encontrar al culpable y ajustar cuentas.
Comienza su pesquisa y va, de animal en animal, preguntándole a cada uno si ha sido el responsable de semejante ignominia.
En su trayecto el topo le pregunta al pájaro, el caballo, el conejo, la cabra, la vaca y al cerdo. Cuál de ellos más sorprendido, van mostrándole su propia caca como evidencia de su inocencia.
Pero el topo es perseverante y no se rinde
Se encuentra con las moscas: ¡las expertas exclama! Les pregunta si pueden olisquear la caca en su cabeza para ayudarlo a encontrar al culpable.
Las moscas saben de estos temas. Sin demora y con mucha disposición, deciden ayudar al topo. Luego de unos segundos, el caso ha sido resuelto: Hermenegildo, el perro, dicen las moscas.
Montado en cólera el topo va directo donde Hermenegildo que dormía plácidamente y poco se entera de la presencia del topo.
El topo lo mira, piensa y luego sube sobre sobre la caseta del perro.
Desde lo alto decide dejar caer su diminuta caca directamente sobre la cabeza del perro.
Hermenegildo, medio dormido y medio despierto, abre un ojo, bosteza y vuelve a dormir…
¿Qué hace que los/as niños/as disfruten tanto de este libro? ¿Qué hace que a medida que nos volvemos adultos generemos un rechazo hacia nuestras propias excretas?
Es un tema cultural probablemente. Diferentes culturas tienen, y han tenido, diferente relación con las excretas humanas.
Y si bien es habitual una relación de rechazo con nuestra excretas, hay momentos donde sí nos relacionamos con ellas de manera más natural, como por ejemplo cuando tenemos bebés y los aseamos o cuando recogemos la caca de nuestro perro.
El rechazo se evidencia cuando el tema se propone discutirlo. Surge ahí una vergüenza, incomodidad e incluso repulsión a hablar de nuestras excretas.
Podríamos afirmar que hablar de las excretas humanas, fuera de ámbitos médicos o de investigación, es un tema tabú.
No es mi intención analizar las razones antropológicas o sociológicas de la relación con nuestras excretas. Lo que quiero poner sobre la mesa es una cuestión más bien técnica, ambiental y de sentido común.
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Sistemas de saneamiento convencional
Te has preguntado donde van parar todos los efluentes que generamos en nuestro hogar o lugar de trabajo o quizás…
¿Qué pasa una vez que “apretamos el botón” de nuestro inodoro?
¿Por qué los sistemas de saneamiento convencionales juntan las aguas grises con las aguas negras?
¿Por qué si, fisiológicamente, separamos nuestra orina de nuestras heces los inodoros las juntan?
¿Por qué utilizamos agua potable como medio de transporte de nuestras excretas de nuestra casa a una planta de tratamiento?
Los sistemas de saneamiento que todos conocemos y que probablemente usamos, sistemas de flujo y descarga, son tecnologías de más de 200 ños, las cuales presentan varios problemas desde el punto de vista ambiental y social.
Estos sistemas se expandieron en centros urbanos debido a la razonable necesidad asegurar la salud de una población cada vez más numerosa.
Pero me atrevo a decir que estaba implícita la idea de considerar las excretas humanas como un desecho.
Pero además de considerar nuestras excretas como un desecho, los sistemas de saneamiento convencional presentan otros problemas como tecnología.
Su limitada capacidad de cobertura, los altos costes económico para su implementación y mantenimiento y los impactos negativos al medio ambiente, en particular a los ecosistemas acuáticos, son algunos de ellos.
El gran problema detrás de los sistemas de saneamiento convencionales es la manera de cómo entiende aquello que busca solucionar: el tratamiento seguro de las excretas humanas.
El problema radica en el enfoque de esta tecnología. Ya que en estricto rigor las excretas humanas no son un desecho sino más bien un recurso que debemos gestionar.
Y aquí es donde el cambio de mirada nos puede llevar a otro tipo de soluciones y tecnologías. Es aquí donde tenemos que empezar a hablar de caca, orina y nutrientes.
Cerrando el ciclo de los nutrientes
Sabemos que los nutrientes de las plantas ingeridos como alimentos abandonan el cuerpo humano con las excretas.
El informe “Guía práctica del uso de la orina en la producción agrícola”, publicada por el Instituto Ambiental de Estocolmo, SEI, señala que “Una vez que una persona ha llegado a su completo desarrollo existe un balance de masa entre lo consumido y lo excretado, teniendo esto tres implicaciones importantes:
La cantidad de nutrientes vegetales excretados puede ser calculada sobre la base de la ingesta alimenticia.
Si todas las excretas y residuos orgánicos, así como el estiércol animal y residuos de cultivo, se reciclaran, se podría mantener la fertilidad de las tierras de cultivo, ya que los productos reciclados contienen la misma cantidad de nutrientes para las plantas que fueron utilizados por los cultivos.
Las diferencias en la composición de las excretas entre diversas regiones reflejan variaciones en la absorción de los cultivos consumidos, y por lo tanto en el suministro de nutrientes necesarios para la producción agrícola para mantener la fertilidad de cultivo en la región”.
La orina contiene cantidades significativas de los principales macro-nutrientes requeridos por las plantas: nitrógeno, fósforo y potasio. Siendo el nitrógeno el que se produce en altas concentraciones.
La aplicación de la orina como bio-fertilizante es una alternativa de gran calidad y bajo costo para la producción agrícola y una de sus ventajas comparada con los fertilizantes orgánicos es que el fósforo se encuentra en una forma asimilable para las plantas.
Esto no deja de ser relevante tenido en cuenta que el fósforo es un recurso limitado.
Por su parte las heces también contienen una cantidad importante de nutrientes, no obstante la disponibilidad de los nutrientes de la materia fecal para las plantas es más baja que la de los nutrientes de la orina.
Las altas concentraciones de fósforo, potasio y materia orgánica en la materia fecal pueden ocasionar un incremento sustancial en la producción, especialmente para la re-estructuración de suelos pobres.
Si entendemos las excretas humanas como una fuente valiosa de nutrientes, esto lo cambia todo.
Pasamos de entenderlas como un desecho a entenderlas como un recurso y esto cambiaría también la respuesta tecnológica de cara a los sistemas de saneamiento a implementar.
Devolver a los ecosistemas terrestres los nutrientes contenidos en nuestras excretas es parte de un equilibrio natural y del uso del sentido común. Muchas especies animales hacen esto, reincorporan sus excretas a la tierra.
Este proceso es conocido como el ciclo cerrado de los nutrientes.
Lo que hacen las tecnologías de saneamiento convencional es doblemente errado:
No reintegran a la tierra los nutrientes contenidos en nuestras excretas, sino que los llevan a los ecosistemas acuáticos.
Luego, los ecosistemas acuáticos se sobrecargan de nutrientes, generando en algunos casos problemas de eutrofización.
Almacenar, gestionar y tratar orina y heces por separado para luego reintegrar los nutrientes a los ecosistemas terrestres para el uso en la producción agrícola es uno de los grandes desafíos tecnológicos en temas de saneamiento.
Hoy en día contamos con la suficiente información e investigación al respecto como para poder hacerlo de una forma segura y sin riesgos para la salud de las personas y los ecosistemas.
El cambio hacia sistemas de saneamiento sostenibles
Hay una cita que se le atribuye a Albert Einstein que dice: “No podemos resolver un problema usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando lo creamos”.
El “problema del saneamiento” es un problema creado desde la propia solución tecnológica empleada que resolver dicho problema.
Juntar las excretas humanas con agua, no tratar por separado orina, heces y aguas grises es el origen del problema.
En consecuencia si queremos solucionar el “problema del saneamiento” debemos cambiar la mirada hacia nuestras excretas y entenderlas como lo que son: UN VALIOS RECURSO.
Este cambio de mirada nos pone ante nuevos desafíos, lo cual es muy estimulante de cara a un tiempo que, a duros golpes, nos está exigiendo una nueva forma de relacionarnos con la naturaleza.
Si la pregunta del siglo pasado era ¿Qué podemos, como seres humanos, aprovechar de la naturaleza?, la pregunta de este siglo es ¿Qué podemos, como seres humanos, aprender de la naturaleza?
Si como humanidad, cada vez que nos enfrentamos a un problema observásemos cómo la naturaleza, otras especies o un microorganismo resuelve un problema parecido es muy probable que encontráramos ahí las claves para diseñar soluciones más eficientes, simples y bellas…