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Cada vez más la eficiencia energética y la salud caminan juntas de la mano. Sabemos que abordar ambos temas en conjunto trae grandes beneficios para la salud del medioambiente y las personas.
Hoy no solo se trata de mejorar el “rendimiento energético” de un edificio, sino del impacto que esta intervención tiene en la salud de sus habitantes.
Los lugares de trabajo, son espacios que durante años han sido ineficientes energéticamente y poco saludables.
De hecho la Organización Mundial de Salud (OMS) incluye al síndrome del burnout (literalmente estar quemado/a) en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) como un problema asociado al empleo o al desempleo.
Básicamente se trata de un estado de agotamiento físico, mental y emocional causado por el cansancio psíquico o estrés que surge en los lugares de trabajo.
Pero ese clima labora tiene mucho que ver con el espacio construido, que es de lo que tratamos cada semana en estas gacetas.
La falta de luz natural, la mala calidad de la iluminación artificial, una baja calidad de aire interior y una deficiente ventilación influyen en la salud de las personas.
Y si bien la pandemia ha propiciado el teletrabajo (lo cual ha traído beneficios, pero seguro también desafíos) seguirán existiendo y seguiremos usando oficinas y lugares de trabajo tal como los conocemos.
Hay ahí un desafío en cuanto a la “rehabilitación energética” y cómo mejoramos la calidad de los espacios de trabajo.
En lo personal, hace años que trabajo en casa y he observado lo importante de contar con un espacio para el trabajo. Un espacio que, por lo demás, muchas casas no contemplan.
¿Comos serán, o debieran ser, las oficias de trabajo en una casa? ¿Cómo construir una oficina saludable en casa? ¿Qué parámetros evaluar? De esto te contaré más adelante cuándo te vaya mostrando los avances de la oficina saludable que estoy construyendo en mi casa…
Por lo pronto te invito a conocer un buen proyecto sobre rehabilitación energética en un lugar de trabajo.
Porque más que construir obras nuevas, son tiempos de rehabilitar lo ya existente, mejorarlo y darle un nuevo impulso.
Esta edición de Casas Saludables ha sido patrocinada por Trespa Meteon.
Para conocer las prestaciones de una fachada ventilada y el nivel de acabados a los que podemos llegar te invitamos a conocer el trabajo y los productos de Trespa®.
Trespa International es una empresa holandesa líder en producción y tecnología de HPL (placa formada por fibras naturales o capas de fibra celulósica impregnadas con resinas termoestables y unidas entre sí mediante un proceso de alta presión) cuya aplicación estrella es la fachada ventilada.
Para conocer más sobre fachadas ventiladas, su instalación y los productos de Trespa Meteon puedes acceder a ellos desde aquí:
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Las oficinas corporativas de microsoft en Santiago de Chile demuestran que la rehabilitación energética, el diseño bioclimático y la eficiencia energética son viables y no significan una construcción más cara.
Microsoft trasladó sus oficinas chilenas de un edificio con una calificación energética de «clase A» al edificio a un existente con una clasificación de «clase B», con el fin de desarrollar un proyecto de rehabilitación energética.
Al anunciar el cambio, tras la firma de un contrato de arrendamiento de 10 años, la multinacional tecnológica comentó que sus nuevas oficinas tendrían “los más altos estándares en términos de eficiencia energética y sustentabilidad”.
Se buscaba un edificio que ofreciera unas oficinas para alquilar de alta calidad y alta eficiencia energética con un confort térmico y lumínico a niveles equivalentes a los ofrecidos por oficinas comparables sin tales cualidades.
Para lograr esto en una ciudad donde la mayoría de los edificios de oficinas están hechos de cristal, la clave fue concentrarse en la fachada.
Rehabilitación energética y diseño bioclimático
En una fase muy temprana del proyecto, teniendo como objetivo una certificación LEED®, se trabajó con al arquitecto Esteban Undurraga, coordinador LEED AP® BD+C y socio director de Minus S.A., una consultoría de edificios ecológicos, para llevar a cabo los estudios de diseño pasivo y rehabilitación energética.
Para optimizar el revestimiento del edificio, se ejecutaron numerosos modelos bioclimáticos y simulaciones térmicas dinámicas.
Éstos incluyeron la comparación de las demandas de calefacción y refrigeración basadas en la integración de diferentes tecnologías y conjuntos de materiales de revestimiento.
“La diferencia en la demanda de energía potencial que encontramos, entre un edificio con una fachada de doble cristal no aislado (DVH) y uno con un aislamiento de 3 cm en paredes opacas y una reducción significativa en el parámetro de la radiación solar directa que impacta sobre el cristal, nos llevó a decidir inmediatamente sobre la necesidad de tener una segunda piel,” comenta Undurraga.
Según el análisis, las demandas térmicas anuales de calefacción y refrigeración oscilarían entre 906 MWh y 390 MWh.
Mediante la introducción de un ventilador de recuperación de calor (HRV), que representaba una inversión relativamente baja, el equipo sería capaz de reducir todavía más las demandas de energía para la calefacción, cuando éstas ocurren.
La estrategia ganadora, explica Undurraga, fue una combinación de aislamiento en la primera piel, reducción del uso de cristales, el control de la irradiación solar directa gracias a la segunda piel, y el uso de unas bombas de calor de alta eficiencia, junto con HRV.
“Una inversión baja, donde la arquitectura es la clave para un ahorro de energía mayor y más rentable”.
Maximización de las vistas y sombras
La parcela para la construcción del «edificio White» planteaba varios desafíos para el equipo de diseño. Para empezar, era pequeña y restringida, rodeada de zonas residenciales de baja a media densidad.
Esto significaba una fachada norte más pequeña que recibiría entre dos y tres veces más radiación que su fachada sur, mientras que la fachada oeste tenía un mayor riesgo de acumulación de calor debido a la falta de obstrucciones a su alrededor.
Los estudios bioclimáticos que siguieron permitieron a los arquitectos tomar importantes decisiones de diseño. El núcleo del edificio, que inicialmente estaba en el centro de la estructura, se colocó en la fachada oeste.
Esto dio lugar a una fachada opaca que bloquea la radiación solar entrante.
También mejoró la disponibilidad de iluminación natural y permitió una mejor distribución de los espacios interiores, al tiempo de hacer posible una temperatura más homogénea en el interior.
Una propuesta con inspiración andina
Los arquitectos aún recuerdan la analogía hecha por el propietario del proyecto al describir el aspecto estético deseado: “Al igual que un iPad, debe tener un diseño delicado, no brillante, y debe perdurar en el tiempo”.
Inicialmente se presentó un diseño con una segunda piel basada en el concepto del origami japonés. Esto pronto se descartó para evitar una posible sensación de confinamiento.
“Necesitábamos una segunda piel que diera la sombra adecuada, al tiempo que garantizara las vistas”, finamente el equipo apostó por un fachad de formas curvas horizontales que discurren por las fachadas.
El diseño final se inspiró en Las Hojas de Henri Matissey las formas de la nieve en la cordillera de los Andes, que puede verse desde Santiago.
Existen pocos materiales sólidos que pueden mantener su estabilidad a lo largo de condiciones climáticas extremas.
Elegimos Trespa® Meteon® porque ofrece excelentes resultados en el exterior, requiere poco mantenimiento y está disponible en formatos grandes que garantizaban la flexibilidad de diseño que necesitábamos.
El resultado es un edificio emblemático que establece una conexión con los Andes.
El mayor éxito de este proyecto es demostrar que un edificio ya construido puede alcanzar el mismo nivel de certificación que el edificio nuevo más caro del mercado a tarves de una correcta rehabilitación energética.
Sin duda desmiente el mito de que son necesarias grandes inversiones para lograr una rehabilitación energética de alta eficiencia.