El confinamiento que hemos vivido en los últimos años, producto de la pandemia, ha dejado evidencia que la salud de las personas depende, en buena medida, del lugar donde vivimos o trabajamos.
Habitar nuestras viviendas con tanta intensidad ha dejado al descubierto la deficiente calidad en el diseño y construcción de muchos hogares.
Esto puede entenderse o justificarse a partir de factores como el tamaño, la iluminación natural, la ventilación, el diseño, bajos presupuestos, etc.
Hoy y durante los próximos años el sector de la arquitectura y construcción se enfrenta a un desafío inusual: incluir como una variable de diseño la salud de las personas.
La idea de una arquitectura saludable o de una biología del habitar nunca han estado en la primera línea de nuestro hacer como arquitectos, diseñadores o constructores.
A modo de guía, quizás, dos preguntas que debieran conducir nuestros proyectos podrían ser:
¿Qué ambiente interior se precisa proyectar? Y, ligado a esto:
¿Qué materiales nos…
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