#71 Por esto es importante ventilar...
La calidad del aire interior está directamente relacionada con la del aire exterior. Al menos un 50% del aire que respiramos en el interior de los espacios construidos procede del exterior.
¿Sabías que la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), clasificó ya en 2013 la contaminación del aire como un carcinógeno para las personas?
El aire exterior, especialmente en ambientes urbanos, se encuentra contaminado por sustancias tóxicas: dióxido de carbono, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos, polvo…
La evidencia científica muestra que la presencia de estos contaminantes es la responsable de graves problemas de salud, con especial incidencia en enfermedades crónicas.
En 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que la contaminación del aire causó 4,2 millones de muertes.
En 2019, según sus propios datos, el 99% de la población mundial vivía en lugares en los que no se respetaban sus directrices sobre calidad del aire.
Pero, ¿qué ocurre con el aire interior?
La Agencia Americana para la Protección del Medio Ambiente (EPA), advirtió, en base a un estudio publicado en 1986 realizado en New Jersey, de que la calidad del aire en el interior de las viviendas era entre 2 y 5 veces peor que la exterior y para determinados contaminantes hasta 100 veces.
Calidad del aire interior y ventilación
El movimiento del aire debido a las diferencias de densidad que provocan la variación de su temperatura y su humedad es la base del mecanismo conocido como convección.
El aire caliente pesa menos que el frío y el húmedo menos que el seco lo que provoca un movimiento ascendente del aire.
Una vez más vemos que la interacción entre temperatura, humedad y movimiento del aire es clave para entender cómo funcionan tanto el clima exterior como el interior.
Además, la convección afecta a nuestra sensación térmica ya que la velocidad a la que se mueve el aire influye en nuestra temperatura superficial: cuando esta temperatura es alta, la circulación de aire disminuye nuestra sensación de calor.
Puesto que no podemos considerar el aire interior aislado del exterior, debemos considerar que la convección se extiende al intercambio de aire entre el ambiente interior y el exterior. Este es el principio detrás del concepto de ventilación.
Ventilar poniendo en contacto el aire interior con el exterior conlleva algunos beneficios importantes para la calidad del ambiente interior:
Disminuye la concentración de CO2. Algunos síntomas de fatiga y dolor de cabeza están asociados con una concentración de más de 700 ppm de CO2.
Regula la humedad atmosférica. Al ventilar, el aire exterior, habitualmente menos húmedo, se carga del vapor de agua interior, evacuándolo.
Reduce la concentración de contaminantes. Monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, aldehídos o polvo suelen estar presente en menor proporción en el aire exterior, diluyéndose sus concentración al ventilar.
Reduce olores desagradables. Tanto por ser indicio de insalubridad como por su carga subjetiva asociada, los espacios interiores deberían tener olores lo más neutros posible.
Aporta ionización negativa. La tensión arterial, el metabolismo e incluso el crecimiento están condicionados por la carga eléctrica del aire que respiramos, que debería ser predominantemente negativa.
Formación recomendada
Curso “Física de la construcción: principios, estrategias y soluciones para la elección y el uso de los materiales de construcción”.
Inicio miércoles 7 de septiembre.
4 sesiones en directo, acceso a los videos y audios, presentaciones en pdf y material de apoyo complementario.
Docente: Andrés Martínez, arquitecto técnico, España.
Sesión 1: El ambiente interior y su influencia en nuestra salud: fisiología, factores ambientales y aspectos constructivos. Principales factores climáticos interiores (temperatura, humedad, ventilación y electroclima), sus mecanismos básicos de influencia en el ambiente interior, efectos sobre la salud y las repercusiones a nivel constructivo.
Sesión 2: Propiedades de los materiales y su influencia en el ambiente interior. Propiedades y aplicaciones prácticas de los materiales relacionadas con los factores ambientales: temperatura (aislamiento térmico, acumulación de calor, temperatura superficial, estanqueidad al viento y al aire, puentes térmicos), humedad (higroscopicidad, absorción, secado de los materiales), ventilación (absorción, renovación, sustancias tóxicas, olores, microbiología) y electroclima (propiedades eléctricas y magnéticas, radioactividad, radón).
Sesión 3: Percepción integrada y herramientas para la toma de decisiones. Percepción y experiencia del ambiente interior. Herramientas para la valoración y selección de materiales de construcción.
Sesión 4: Diseño, valoración y construcción a través de un ejemplo práctico. Integración de todo lo aprendido en el curso en el diseño y ejecución de una vivienda unifamiliar autoconstruida: conceptos iniciales, principales decisiones de diseño, detalles constructivos y ejecución.
¿Te gustaría patrocinar Casas Saludables y Eficientes escribiendo y mostrando tus servicios y/o productos? Toda la información aquí >
Aspectos constructivos asociados a la ventilación
Por los motivos anteriores, la necesidad de renovar el volumen del aire interior, que según distintas normas se cifra en una tasa de 50 m3 por hora, puede realizarse siguiendo varias estrategias.
Aunque tradicionalmente parte de esta renovación se producía a través de fugas de aire a través de fisuras no controladas entre elementos constructivos, en el contexto actual de escasez energética, la creciente tendencia a la estanqueidad al aire en las edificaciones plantea nuevos retos.
La ventilación libre, a través de ventanas o rejillas de ventilación, va dando paso paulatinamente a sistemas de ventilación controlada mecánicamente que pueden incluso recuperar parte del calor del aire interior.
Aunque las regulaciones locales establecen los ámbitos y condiciones para el empleo de una u otra estrategia, garantizar una renovación mínima del aire interior requiere bien de una ventilación libre frecuente (probablemente de varias veces por hora) o la instalación de sistemas que automaticen el proceso, regulando el caudal de admisión y extracción de aire.
En cualquiera de los casos, tanto por eficiencia energética como por prevención de patologías edificatorias, lograr la estanqueidad al viento y al aire de los cerramientos es fundamental.
El objetivo es proteger el aislamiento de los flujos de aire procedentes tanto del exterior como del interior.
La estanqueidad al viento se consigue con una capa situada en el lado frío o cara exterior del aislante térmico.
La clave está resolver adecuadamente las juntas y encuentros entre elementos constructivos usando materiales permeables a la difusión del vapor de agua.
La estanqueidad al aire se asegura con una capa situada en el lado caliente o interior del aislante térmico.
Puede conseguirse mediante el empleo de barreras reductoras del paso de vapor, frenos de vapor que permitan la difusión del vapor de agua en función del nivel de humedad ambiental, o barreras de bloqueo del paso de vapor.
Distintas configuraciones constructivas pueden usarse para conseguir estos fines sin comprometer la calidad del ambiente interior de los espacios edificados ni la salud de sus ocupantes.
Hablaremos sobre principios, estrategias y soluciones para la elección y el uso de los materiales de construcción para lograrlo en nuestro próximo curso sobre física de los materiales de construcción del mes de septiembre.