La necesidad de reducir el impacto ambiental de la actividad del sector de la construcción se está planteando ya a nivel institucional y las iniciativas políticas y económicas para alentar el uso de materiales reciclados (o reciclables), de origen natural, poco procesados o con una baja huella de carbono se anuncian a bombo y platillo, día sí, día no.
En una sociedad que se continúa agarrando a las promesas tecnológicas para seguir manteniendo la cabeza fuera del agua, la industrialización y la digitalización son vistas en muchos ámbitos como el único camino a seguir y la receta universal para salvar los trastos.
Mientras, en otro mundo, en el que la cultura constructiva aspira a incluir a las personas como protagonistas de sus procesos, las cosas se ven de otra manera. Con un ojo puesto en la tradición y otro en los recursos localmente disponibles, el factor humano se convierte en la pieza esencial.
Si algún material se ha ganado su inclusión entre los elegidos en este otro mundo, ese es la tierra cruda.
Como dice Anna Heringer, la protagonista de nuestro último episodio de Radio BF, “menos hormigón, más tierra”.
Y de eso Anna (y muchas más personas, la mayoría anónimas), sabe un poco.
Pisos de tierra
Poner tierra bajo nuestros pies debió ser la solución obvia para resolver los pavimentos de nuestros cobijos. De hecho, la tierra ya estaba allí.
La historia nos cuenta que los suelos de barro fueron la opción mayoritaria en Europa hasta mediados del siglo XIV y aún lo siguen siendo en muchas partes del mundo.
Pero ya desde la antigüedad clásica nos llegan vestigios de que la tierra se usaba como pavimento. También en China la mayoría de las viviendas más humildes resolvían con tierra sus suelos.
Las arcillas, el componente básico de estas soluciones constructivas, son el secreto del éxito de los pisos de tierra.
Entender su comportamiento nos dará las pautas necesarias para ejecutar nuestros pisos.
Propiedades de las arcillas
La estructura microscópica de las arcillas, rocas sedimentarias procedentes de la erosión de feldespatos, compuesta por partículas extremadamente pequeñas (< 0,0039 mm) de superficie lisa, explica por qué, al ser mezclada con agua, adquiere su plasticidad característica.
Es también su estructura, muy higroscópica, la que le aporta su excelente permeabilidad al vapor de agua.
Sin embargo, sus resistencias a compresión y a flexión son relativamente reducidas.
Son estas características las que determinarán la idoneidad de su empleo en suelos en función de los requisitos y solicitaciones que se presenten en cada situación y las que tendremos presentes para determinar aspectos como la preparación del soporte, la dosificación o el acabado.
Formación recomendada
En el curso aprenderás a construir pisos naturales de tierra cruda de una manera práctica y sencilla. No se precisa experiencia previa y los contenidos están diseñados bajo la modalidad “paso a paso”. Partiremos desde la base estructural de un piso (nuevo o ya existente) pasando por su aislamiento, el contrapiso y la capa final: impermeabilización, colores, texturas y curado final.
INICIO DEL CURSO: 6 DE JULIO - DOCENTE: PABLO FANUELE
Sesión 1: Introducción a los pisos de tierra cruda.
Beneficios y los distintos usos de los pisos de tierra cruda, enumeración de los pasos para su construcción. Listado de materiales a emplear. Cómo reconocer la tierra, material base. Pruebas para su identificación.
Sesión 2: Base Estructural, aislación y barreras antihumedad para los pisos de tierra.
Base estructural, ¿Desde dónde partimos? ¿Cómo generar una barrera antihumedad (dos opciones: con polietileno o con piedras)? Posibilidades de agregar aislación térmica y losa radiante, de qué forma y en qué momentos hacerlo. Pruebas para lograr una mezcla de barro apta para el piso de tierra.
Sesión 3: Contrapiso de tierra cruda.
Materiales en su construcción. Posibilidades de adaptación del contrapiso de tierra a otras superficies. Preparación del barro, cómo realizar la mezcla según las proporciones que arrojaron nuestras pruebas. Técnicas de albañilería: fajas/guías, reglado, fratachado (llana o talocha) y alisado. Curado del contrapiso de tierra: cómo acompañar el tiempo de secado.
Sesión 4: Capa final y terminaciones de los Pisos de Tierra.
Materiales en su construcción. Cómo preparar el barro, mezclas y sus proporciones. Aplicación con las técnicas de albañilería vistas en el módulo anterior. Impermeabilización con materiales naturales. Cómo darle colores y diferentes tipos de terminación. Pulido. Curado final.
✍🏼 ¿Te gustaría patrocinar Casas Saludables y Eficientes escribiendo y mostrando tus servicios y/o productos? Toda la información aquí >
Construcción de un piso de tierra
Aunque, como hemos dicho, cada situación exigirá su propia solución, veamos paso a paso lo que podríamos considerar un proceso general de ejecución de un piso de tierra.
La base
La correcta ejecución de un suelo de tierra comienza poniendo la atención en las particularidades que la arcilla presenta en relación con su comportamiento estructural e higrotérmico.
Un piso de tierra requiere un soporte estable, libre de materia orgánica y bien compactado.
Para ello, el primer paso es la ejecución de una subbase de grava nivelada de unos 5 centímetros de espesor ligeramente humedecida y apisonada. Con ayuda de reglas de nivelación, el proceso se repite hasta alcanzar al menos los 15 centímetros de espesor.
Esta subbase no sólo proporciona un soporte adecuado sino que colabora con la rotura de la capilaridad del terreno antes de alcanzar el piso propiamente dicho.
Es posible, además, incorporar aislamiento térmico en esta subbase, empleando arcilla expandida como árido en una mezcla con arcilla y arena.
Para mantener limpia la red capilar que evita la ascensión de posibles filtraciones hacia las capas superiores del suelo puede considerarse hacer una concesión al uso de plásticos y cubrir con una lámina de polietileno, que es reciclable, todo el conjunto de la subbase y su perímetro.
La dosificación
Que un piso de tierra alcance las prestaciones requeridas depende en gran medida de que las propiedades de la arcilla se complementen con las de otros materiales compatibles.
Los áridos, por una parte, y las fibras (vegetales), por otra, aportan esas propiedades de las, en principio, carece la arcilla.
Los primeros proporcionan la resistencia a compresión y la segunda minimiza las fisuras por retracción que pueden producirse tras la pérdida del agua de amasado de la mezcla.
La importancia de lograr mezclas óptimas justifica la realización de pruebas de muestras con diversas proporciones de arcilla, áridos y fibras, especialmente cuando la arcilla se ha obtenido de la propia parcela y no se conocen con precisión sus características.
La clave está en medir con la mayor exactitud posible el volumen en seco de los diferentes componentes de estas pruebas, empezando por la arcilla y el árido.
Se suele recomendar preparar moldes de 2 cm de espesor y de al menos 45 cm de diámetro sobre los que extender y alisar cada mezcla, anotando las proporciones usadas.
El examen de las muestras una vez secas determina la idoneidad de la dosificación:
Si un molde de prueba presenta muchas grietas o es muy frágil podemos deducir que el contenido de arcilla de esa mezcla es demasiado alto.
Si los granos de arena se desprenden fácilmente al frotar la superficie de una muestra, es un indicio de que el contenido de arcilla es bajo.
Una vez determinada la proporción adecuada de árido y arcilla es el momento de realizar nuevas muestras añadiendo fibra (normalmente paja picada), empezando por incorporar porcentajes de un 10% del volumen e ir incrementándolo hasta llegar a un 20%.
La cantidad final de fibra añadida influirá en la trabajabilidad de la mezcla, en su retracción y en el aspecto final.
Obtenida la receta definitiva puede hacerse un nuevo lote de muestras para aplicar el acabado final. Hablaremos de ello un poco más adelante.
Vertido del piso
Sobre la base de grava compactada, y decidida y marcada la altura final del piso, se inicia el vertido de la mezcla en pequeñas superficies, comenzando por el fondo de la estancia, ayudándose con reglas y una paleta de madera.
Un bruñido con una llana de acero después de pulverizar con agua la superficie nivelada del piso aún ligeramente húmedo completan esta fase del trabajo, que debe dejarse secar completamente antes de recibir el acabado final.
Aceitado y encerado
Es la fase final del proceso de ejecución del piso. Con ella buscamos nuevamente aportar resistencia mecánica (esta vez a la abrasión) y a la humedad.
Una vez que el suelo está completamente seco se aplica con brocha, rodillo o trapos una capa generosa de aceite (la de linaza es una buena opción, pero no es la única) y se deja que penetre profundamente, retirando después con un paño la parte que no haya sido absorbida.
Sucesivamente se van aplicando nuevas capas (hasta 5 o 6, incluso), dejando siempre que la anterior seque.
De esta forma, la polimerización del acetite aporta dureza y resistencia a la capa más superficial del piso.
El tratamiento se completa con la aplicación de cera natural diluida a la que se le saca brillo una vez seca.
Con los pies en la tierra
En un mundo que se ve abocado a la relocalización, el uso de materiales naturales, de proximidad y adaptados a la cultura constructiva de cada lugar es una estrategia que merece la pena rescatar y explorar.
La tierra cruda es sin duda un material privilegiado en este escenario (no es casualidad que haya sido el más usado en la historia de la humanidad a lo largo y ancho de todo el planeta).
Definitivamente, como decíamos en otro episodio de Radio BF en el que hablábamos de Francis Keré, para arreglar las cosas hay que mancharse.
Al menos en este lado del mundo…
Referencias:
Julio Pérez Díaz. Pisos construidos con arcilla natural. Gaia Oslo.
Hola, Igma. Encuentro por casualidad tus renovadas actividades, y las sigo.