#54 Pasado y presente de la siembra y cosecha de agua de lluvia
Un proyecto para restaurar una red de canales de agua de 1.000 años de antigüedad ayuda a los agricultores de Sierra Nevada, en Granada (España), a adaptarse a los efectos de la crisis climática.
The Guardian se hacía eco hace sólo unos días de este proyecto gestado por Memolab, el laboratorio de arqueología biocultural de la Universidad de Granada.
La presencia de árabes y bereberes en este país a partir de principios del siglo VIII supuso una verdadera revolución agrícola al transformar la forma en que se usó el agua hasta entonces.
El sistema de acequias controla el flujo del agua, reduce la escorrentía y permite que la tierra absorba agua para recargar los acuíferos.
Sembrar y cosechar agua
La desertificación del planeta, tanto por efecto del cambio climático como por el manejo intensivo del suelo, prosigue su avance.
Después de décadas confiando a los embalses la disponibilidad de agua para cultivos y producción eléctrica, su eficacia se está viendo comprometida ante las consecuencias del cambio climático.
El conocimiento original, olvidado en favor de grandes infraestructuras altamente tecnológicas, vuelve a valorarse cuando los bajos niveles de algunos embalses permiten de nuevo pasear por las calles de los pueblos inundados para construirlos.
Captar agua de techos
La imagen de la recogida de agua a través de las cubiertas surge casi inmediatamente al pensar en la captación de agua de lluvia.
En la Antigüedad, casi todas las ciudades grandes estaban ubicadas en zonas áridas. Para evitar la construcción de obras costosas y complejas para abastecer a su población, era habitual que sus autoridades obligaran a cada familia a recolectar el agua de lluvia de su techo.
Bien procedente de cubiertas inclinadas y recogida mediante canalones y bajantes, bien aprovechada in situ en un techo verde que puede convertirse en un pequeño huerto urbano, el agua puede recuperarse para el riego de jardines y cultivos.
Con el debido filtrado y posterior tratamiento, este agua puede ser aprovechada para el abastecimiento de agua para labores domésticas e incluso para consumo humano.
Hoy en día grandes ciudades como Toronto o Copenhague obligan ya a construir cubiertas verdes a la vista de los beneficios que supone.
Captar agua de escorrentías
La propuesta de la creación de redes de colectores de aguas pluviales, aunque instaurada como práctica de un urbanismo desarrollista, comienza también a generar una situación problemática en el escenario de la modificación de la pluviometría derivada del cambio climático.
En enfoque de las Ciudades sensibles al agua integra la gestión hídrica al diseño urbano en busca de urbes más resilientes.
Investigaciones arqueológicas realizadas en Israel, el territorio Maya e India han confirmado que muchas ciudades antiguas disponían de mecanismos para captar y almacenar las aguas de escorrentía de las plazas públicas. La ciudadanía era la encargada de mantener limpias las plazas para poder acceder después a un agua de calidad.
El agua, una vez captada, puede ser consumida o almacenada para su uso posterior.
Cada necesidad requiere de un diseño del sistema de almacenamiento necesario, su volumen, los materiales adecuados para su construcción, su ubicación, su instalación y su mantenimiento.
En variedad de formatos y materiales los tanques se han utilizado desde la antigüedad y son la solución estándar, por ejemplo, en el almacenamiento de agua de lluvia procedente de cubiertas y para pequeñas escorrentías.
La población de la cultura Pucará, del altiplano peruano cerca del lago Titicaca, recogía el agua de lluvia en tanques diferentes. Las llamadas qochas, pozas excavadas en el terreno, en la planicie de 3.900 m de altura llegan a tener diámetros de hasta de 150 m y profundidades hasta de 6 m. Todas las qochas están conectadas mediante pequeños canales. Se ha estimado la presencia de más de 25 mil qochas en esta planicie de 280 km2.
En zonas cálidas o de vientos fuertes la pérdida de agua por evaporación puede ser significativa. Emplear tanques más profundos o cubiertos reduce esta merma de volumen de agua almacenada.
En la ciudad iraní de Siraf, en la costa norte del Golfo Pérsico, la temperatura puede subir fácilmente a 50ºC. Con una precipitación no más de 200 mm al año, hace más de 2.000 años, excavaron miles de pozas pequeñas y profundas en la ladera rocosa sobre la ciudad por donde desciende la escorrentía. El agua se desbordaba de una poza a otra hasta llegar a reservorios subterráneos de 20 m de profundidad que abastecían a la ciudad hasta las próximas lluvias.
Formación recomendada
Aprende a diseñar y calcular tu propio sistema de captación de agua de lluvia para tu vivienda aplicando un método específico para el cálculo. Conoce dos opciones de materiales para el tanque de almacenamiento: un tanque de ferrocemento y otro de bambú-cemento.
INICIO DEL CURSO: 11 DE MAYO - DOCENTE: JOSÉ ALEXANDER DÍAZ.
Sesión 1: Componentes y requerimientos de un sistema de captación de agua de lluvia
Presentación del método para la captación de agua de agua pluvial en techos. Componentes del sistema Requerimientos para el cálculo y diseño: oferta de agua y demanda de agua.
Sesión 2: Cálculo de un sistema de captación de agua lluvia
Criterios para el diseño de sistemas de captación de agua pluvial en techos. Cálculo de un sistema con área de captación definida o con área de captación no definida.
Sesión 3: Método constructivo par el tanque de almacenamiento
Dimensiones del tanque. Opciones de materiales de construcción del tanque: tanque ferrocemento y tanque bambú-cemento. Mantenimiento y limpieza del tanque de almacenamiento.
Sesión 4: Uso de planilla excel para el calculo de tu propio sistema de captación
Cómo usar la planilla de cálculo. Particularidades de las edificaciones y del sistema de captación en ellas. Particularidades del sistema de captación, debidas al tipo y tiempo de uso de las edificaciones.
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Almacenar agua en el suelo
El objeto de las acequias árabes no era otro que “empapar la montaña”. En lugar de desviar el agua hacia ubicaciones específicas, este procedimiento, una verdadera siembra de agua, trata de almacenar agua para recargar los acuíferos que pueda estar disponible en épocas de sequía.
La baja permeabilidad de estos canales y su pendiente son fundamentales para el funcionamiento de este sistema de baja tecnología.
Lejos de suponer una pérdida de agua, el almacenamiento de agua en el suelo es una alternativa real a las modernas técnicas de riego que han demostrado su insostenibilidad.
La reactivación de estos sistemas de infiltración en el terreno está siendo explorada también en América Latina y California.
La ciudadela Wari, Marcahuamachuco, cerca de Cajamarca (Perú), se encuentra ubicada en la cima de una cordillera. El sitio sagrado Cerro Amaru también se encuentra cerca, en el mismo filo de la cordillera. Por su ubicación, el suministro de agua a la población era difícil. Sobre el mismo filo de la cordillera, los Wari construyeron un tanque grande para captar el agua de lluvia y conservaron su cosecha de lluvia dentro del suelo. En el centro del tanque construyeron pozos con piedras labradas antes de rellenar todo el tanque con tierra. La lluvia caída humedecía el suelo y, por filtración iba llenando estos botellones o chiles.
Diseño hídrico integrado
La planificación hídrica de una superficie de terreno se convierte en una herramienta fundamental, previa a la utilización de uno u otro sistema de captación y almacenamiento.
La clave está en la distribución del agua por todo el terreno siguiendo las líneas de nivel, lo que, de paso, reduce la erosión del mismo.
Las estrategias de este diseño incluyen cuestiones como las siguientes:
Las franjas de bosque entre los campos de cultivo previenen la erosión por el agua y el viento.
Los caminos con pendientes suaves pueden redirigir la escorrentía hacia los cultivos, reduciendo la erosión.
Edificaciones y caminos deben ubicarse de forma que la escorrentía no se acumule y pueda infiltrarse sin causar erosión.
Los edificios deben ubicarse en suelos con menor infiltración en los que es menos indicado sembrar y más elevados que los cultivos para poder aprovechar su escorrentía para regar.
En terrenos con poca pendiente, la conservación de la humedad en el terreno puede aumentarse acolchando el suelo con ramas u hojarasca, mientras que en aquéllos con más inclinación puede ser necesario construir muros que retengan las lluvias y permitan el depósito de la materia orgánica que arrastren.
Los pueblos Zuni y Hopi, en EE. UU., en sus áridos terrenos ligeramente inclinados, colocan largas filas de piedras siguiendo las curvas de nivel para retener las tormentas ocasionales.
Una mirada al pasado para enfrentar el presente
La siembra y cosecha de agua de lluvia imitando los procesos naturales ha sido una práctica histórica en muchas culturas populares.
Este patrimonio está en el origen de la prosperidad de los pueblos campesinos de antaño y revela una comprensión y una tecnología mucho más avanzada de lo que a priori cabría suponer.1
Ese es el reto: recuperar un conocimiento colectivo, apropiado, probado y flexible que nos permita no sólo minimizar las consecuencias de la inestabilidad de los tiempos que vivimos sino, ante todo, reconectar con nuestra verdadera naturaleza, ligada a la de nuestro planeta.
Aunque con un poco de retraso, ¡feliz día de la Tierra!
Yapa, Kashyapa. (2013). Prácticas ancestrales de crianza de agua: una guía de campo, estrategia para adaptarnos a la escasez de agua.